Este pasado sábado mi querido Dogo tuvo su último suspiro rodeado de toda su familia que le amará por siempre. Desde pequeña he vivido con muchos perros y siempre es doloroso cuando se van. Es curioso pero cada vez duele más. Quizá porque soy capaz de tener vínculos más fuertes con los años o quizá porque cada pérdida hace que me importe menos el qué dirán, y cada vez tengo menos vergüenza de llorar y expresar mis sentimientos. Pero os aseguro que las alegrías y el amor que traen a nuestras vidas hace que cada vez valga la pena.

Hoy os escribo este post para honrar su memoria y para compartir con vosotros cómo proceso yo la pérdida de mi mejor amigo, con la esperanza de que os alivie y os ayude a sanar tanto como a mí.
La muerte arrebata al ser amado pero nunca los recuerdos, porque el amor y los recuerdos son eternos y lo que una vez disfrutamos nunca lo perdemos.
Todos pasamos por una pérdida tarde o temprano. Pero sólo quien convive con perros sabe que son uno más de la familia. La pérdida de un perro puede representar múltiples pérdidas a la vez. La más grande es el amor incondicional que nos dan. Perder esta conexión puede ser muy duro. Para algunos perder a su perro es como perder a un hijo, ya que nunca llegan a la edad adulta humana. También perdemos nuestro confidente, pues aunque no se ha de antropomorfizar al perro ¿quién vive con uno y no mantiene conversaciones con él? No esperamos respuesta, pero siempre están ahí escuchándonos y acompañándonos. Perder este sistema de apoyo intensificará el duelo cuando se vaya nuestro perro.
Cada uno pasa el duelo a su manera. Unos dirán que no quieren perros nunca más para no sufrir otra vez, otros irán a buscar otro enseguida. No hay una manera correcta de superarlo. Cada ser es único, no intentes sustituirlo ni tomar decisiones rápidas. Date un tiempo y verás que hay un espacio en tu corazón guardado sólo para él que nadie te puede quitar.
¿Qué es el duelo?
El Duelo es una respuesta normal y saludable ante una pérdida. Duelo es aceptar que ese ser no está más en el afuera, hecho que nos causa un profundo dolor, pero siempre estará dentro de nosotros.
La muerte se lleva nuestro ser querido, pero nunca la relación que hemos compartido.
La tristeza – y la ansiedad, en segundo lugar- es el sentimiento más común tras la muerte de un ser querido, junto con el temor de afrontar la soledad. A veces pueden aparecer también sentimientos de culpa por no haber realizado todo lo posible, por sentir alivio, etc.
El duelo puede pasar por los siguientes estados:

- Shock y negación: aturdimiento, cólera y la no aceptación
- Rabia: frustración, ansiedad, irritación, vergüenza, culpa
- Depresión y desapego: falta de energía, indefensión
- Diálogo: acudir a los demás
- Aceptación
Recuperarse de una pérdida involucra aceptar la pérdida y el significado de la pérdida en tu vida.
Hay muchos duelos que no son de muerte: una ruptura, un aborto, el abandono, etc. Sea lo que sea que has perdido, habla de lo que te ha sucedido, busca apoyo emocional, ya sea en tu círculo o fuera. Unirse a forums o grupos en Facebook que compartan sus experiencias podría ser un fácil comienzo, y no te dé vergüenza buscar ayuda profesional.

La función del duelo es ayudarnos a separarnos del pasado y crecer en nuevas direcciones. Para ello es de vital importancia:
1- Aceptar la realidad de la pérdida
2- Experimentar el dolor
3- Adaptarse al ambiente.
4- Reinvertir la energía emotiva en otras relaciones
El objetivo del duelo es terapéutico. Para nada intenta olvidar al ser querido muerto, sino más bien recolocarlo en el espacio psicológico y recordarlo de una manera sana, sin que ese recuerdo bloquee la manera de seguir adelante.
Resignarse ante la pérdida es una actitud pasiva. Aceptar es una actitud activa dónde se asume la responsabilidad, no de lo que ha sucedido, pero sí del proceso de recuperación.
Necesitamos aprender una nueva manera de relacionarnos con el ser que se ha ido, porque ya no estará más de la manera en que estamos acostumbrados y necesitamos conectarnos con esos recuerdos que siempre estarán dentro de nuestro corazón. Permitirnos esos recuerdos es lo que nos sana.
Seguir queriendo no significa seguir conectado en el dolor y sufrimiento, sino desde el amor, el compromiso y la entrega a la vida.

Saca tiempo para reflexionar, ya sea escribiendo en tu diario, una carta de gratitud, un poema, contar historias, o lo que sea que te haga sentir bien. Intenta enfocarte en los recuerdos positivos que compartisteis. Esto le permite a tu cuerpo experimentar diferentes emociones y te ayuda a pasar de un estado de dolor a gratitud por el tiempo que vivisteis juntos. Asegúrate de no usar esto como vía de escape para evitar el dolor. Necesitas experimentar ambas emociones en el proceso del duelo. Una buena práctica sería crear un álbum de los recuerdos que te traigan felicidad, de momentos bonitos que hayáis vivido juntos. Yo misma me he pasado todo el finde mirando todas las fotos y vídeos de él que tenía en el móvil. Rendir homenaje es otra manera maravillosa de transformar ese dolor en algo positivo, en una bendición para otros, que nos puede ayudar a sanar. Hacer algo que honre la memoria de quienes han partido puede traer sentido a nuestra vida.
"Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento." Viktor Frankl
Tu dolor es único para ti, tu relación con el ser que has perdido es única y el proceso emocional puede ser diferente para cada persona. Date permiso para tomarte el tiempo que necesites y mejor borra cualquier expectativa de cómo deberías actuar mientras procesas tu dolor. Pero reconoce ese dolor. Expresa lo que sientes. Revive los buenos momentos, compártelo con los tuyos.

Acepta que habrá gente que no lo entenderá. No todo el mundo puede entender el dolor que te puede causar perder un perro. Hay gente que no sabe lo que es vivir con uno o que no verá su vida tan importante. Pero los que tenemos perro sabemos que perder a tu compañero, con el que pasas más tiempo que nadie, puede ser igual o más duro que perder una persona de tu vida. Quizá influya que no se ofrece apoyo suficiente porque no se considera la pérdida seriamente. Cuando invalidan lo que sientes dificultan tu proceso.
Cuando los demás nos explican su dolor intentamos enseguida aliviarles porque en verdad nos incomoda el dolor de la otra persona, cuando sólo necesitamos que nos escuchen o que recuerden con nosotros y compartan. Necesitamos expresar y gastar ese dolor. Atravesarlo. Así sanará.
Esos recuerdos harán que siempre esté en ti. Ese amor se queda contigo.
Todo lo que amamos profundamente se convierte en parte de nosotros mismos.
Tú me iniciaste en mi camino…
Mis primeros pasos en la educación canina, mis primeros entrenos y mi despertar de conciencia han venido de la pata contigo.

Con amor,
Belén

Fuentes:
Attachment to Pets: An Integrative View of Human-Animal Relationships with Implications for Therapeutic Practice.
The Psychology of the Human-Animal Bond: A Resource for Clinicians and Researchers.
Newman L. Elisabeth Kübler-Ross. BMJ. 2004;329(7466):627.
Díaz Videla, M. (2017). Antrozoología y la relación humano-perro. Buenos Aires: iRojo.
Animals and Society: An Introduction to Human-Animal Studies, second edition (Columbia University Press 2021) by Margo DeMello
You can heal your heart, Louise Hay.